El paso del tiempo no se puede detener, pero sí podemos desandar décadas de creencias negativas asociadas al envejecimiento que afectan no solo nuestra visión del proceso sino también nuestra salud.
El resultado de estudios recientes permite confirmar cada vez más a los especialistas que las personas que tienen una actitud positiva frente a la vejez tienden a vivir más tiempo y con mejor salud que las que tienen pensamientos negativos sobre ello.
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Según una investigación publicada en la revista JAMA Network Open, del cual participó la Universidad de Harvard, las personas más conformes con su longevidad presentaron un menor riesgo de padecer diabetes, ictus, cáncer y enfermedades cardíacas, entre otras. Al mismo tiempo, tienen mejor funcionamiento cognitivo y se sienten menos solas y deprimidas.
Otro estudio significativo en el mismo sentido se publicó en 2002, basado en la evaluación durante décadas de unas 660 personas. La conclusión entonces fue la misma: aquellos con creencias positivas sobre el envejecimiento vivieron siete años y medio más que quienes tenían opiniones negativas al respecto.
Desde entonces, las investigaciones han descubierto que una mentalidad positiva hacia el envejecimiento se asocia con:
Una presión arterial más baja
Una vida más larga y saludable
Un riesgo reducido de desarrollar demencia
Asimismo, estas personas tienen más probabilidades de tomar medidas de salud preventivas, como hacer ejercicio, lo que, a su vez, puede ayudarlas a vivir más tiempo.
Cómo mantener una actitud positiva en la vejez
Según investigadores de la facultad de medicina de Harvard, llevar una actitud positiva frente a la tercera edad e implementar ciertas prácticas después de los 50 ayuda a sentirse más jóvenes de mente, cuerpo y espíritu.
Reducir la ansiedad.
La ansiedad es más común con la edad, así que adoptar prácticas que ayuden a controlarla, como meditar o leer, puede ser beneficioso.
Tener un propósito.
Tener un propósito firme significa seguir persiguiendo objetivos y sentir que la vida merece la pena, según los científicos. Ello implica explorar intereses centrados en el desarrollo personal, el crecimiento y la conexión con los demás. Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento o un idioma.
Mantener el contacto.
Socializar hace que nuestra mente permanezca activa y ocupada. De hecho, algunos estudios demuestran que los lazos personales ayudan a frenar los sentimientos de baja autoestima que impiden una mentalidad positiva.
Plantear retos.
Buscar un reto físico que poder superar de forma realista o una rutina en la que trabajar para alcanzar algo es una manera de mantener la mente sana y positiva. Por ejemplo, entrenarse para una carrera de 5 km, hacer senderismo, completar una serie de clases de entrenamiento o caminar un kilómetro y medio al día durante un mes, indican los expertos.
Rechazar los estereotipos.
El prejuicio, la idea socialmente generalizada de que una persona es demasiado mayor para realizar determinadas actividades-, puede poner freno a una mentalidad positiva.
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