Ante la ola de hackeos y estafas por Internet, se insiste mucho en usar contraseñas difíciles pero pocos enseñan cómo hacer para tener claves seguras y a la vez no estar olvidándolas a cada rato. Para ello hay tres métodos que sirven de ayuda:
Muchas personas, en especial adultos mayores, optan por tener en un cuaderno o libreta todas sus claves anotadas. Por eso, quien opte por este método debería tomar al menos estas precauciones adicionales:
La estrategia del cuaderno tiene una versión digital. Consiste en guardar todas las contraseñas no en papeles, sino en Internet, en un sitio especial, protegidas por una contraseña madre.
Los gestores son aplicaciones que se bajan al celular y se instalan en la PC. Sugieren claves híper fuertes para cada sitio y las almacenan. Hay opciones gratuitas y de pago, que se pueden consultar en
Método 3: confiar en el cerebro, pero ayudarlo con reglas de memorización.
La mejor opción de todas puede ser tratar de recordar todas las contraseñas. Pero eso sólo será posible si se ayuda al cerebro generando claves difíciles de adivinar, aunque fáciles de recordar por estar vinculadas a recuerdos muy significativos o por estar basadas en reglas lógicas, que se asocien familiarmente a la persona, como nombres de conocidos, lugares de vacaciones, gustos o hobbies, entre otros.
Fuente INEBA
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